Estaba leyendo en la comodidad de aquel sofá a la luz de una
lámpara y una taza de chocolate humeante, aquellas palabras, aquel texto había
atrapado todos mis sentidos que no me había dado cuenta del repiqueteo de la
luz artificial, de pronto escuché el sonido casi imperceptible del viento, como
un susurro escalofriante que azotaba fuertemente las ventanas, haciendo todo el
lugar retumbar, y entonces una estruendosa lluvia precedió a este. El silencio
había sido perturbado así como la tranquilidad que reinaba hasta ese momento,
pero no me deje intimidar y tome un sorbo de aquel cálido chocolate tratando de
calmar mi alma inmortal.
Escuchaba
el fragor en el cielo, como lamentos, lastimeros y profundos pero la lluvia no
cesaba, esta tomaba cada vez más fuerza hasta ahogar mis propios pensamientos
en el constante retumbar de las gotas contra el techo. Parecía que en cualquier
momento estas se filtrarían en mi hogar pero eso no sucedía, trate de serenarme
y seguir leyendo pero entonces las pocas luces que iluminaban mi hogar se
pagaron de repente hasta quedar en una oscuridad inescrutable y audible.
No me
moví, me quede ahí recostada, solo cerré aquel libro tratando de recordar la
última página que había leído antes de la inusitada tormenta. Ahora las únicas
luces que podía contemplar eran las mismas que el cielo creaba con cada ruido
que atormentaban mis oídos. Aquel sonido lograba que mi corazón latiera más
rápido de lo normal, trastornaba mis sentidos y afloraba miedos escondidos.
No lograba
ver nada, pero miraba a todos lados como si lo hiciera, mi respiración era un
poco agitada, trate de serenarme un poco más y pensar con claridad. Trate de
distraerme un poco, así que aun contra mis deseos, cerré mis ojos por un
instante y respire profundamente, escuchando cada sonido que me rodeaba, podía
escuchar el motor de los coches a lo lejos acercándose rápidamente por la
calle, el sonar de las llantas con la lluvia hasta desaparecer en una esquina,
el constante repiqueteo de los gotas contra las hojas de los árboles en los
jardines, y también las pisadas de almas andantes apresurándose para refugiarse
en la seguridad de un hogar, y entonces me di cuenta de que mi respiración
volvía a ser normal y mis latidos eran rítmicos como el aleteo de un ave. No
estaba sola.
Abrí mis
ojos nuevamente, esta vez el miedo a nada se había disipado tan rápido como
había aparecido, relaje mi cuerpo y recosté mi cabeza sobre el brazo del sofá,
suspiré y bostecé largamente, ahora me hallaba en un estado de somnolencia que
parecía durar una eternidad pero este fue interrumpido por la repentina luz
artificial que iluminaba aquel rincón en el que me hallaba. Me senté en
aquellos suaves cojines de terciopelo y coloque el libro sobre la mesa, ahora
recordaba perfectamente aquel último fragmento, aquella página, pero no retome
la lectura para mi solaz, me quede contemplándolo por un momento y recordé el dulce olor del chocolate
caliente. Tome la taza entre mis manos, dejando que su calor invadiera mi cuerpo
y lo sorbí lentamente hasta dejar pequeños trozos de lo que fuera una barra de
chocolate. Deposité aquella taza ahora vacía junto a mi libro, trate de
acomodarme nuevamente en el sofá y entonces apague la luz, sumiéndome en una
completa oscuridad y en un mundo de sueños. Ya no tenía miedo.
By Pandora
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