Solía contemplarla en la lejanía y
perderme en aquella imagen que se posaba ante mis ojos, creía poder conocer lo
que su alma escondía con cada gesto. Sus ojos mostraban el mismo otoño,
aquellos tonos rojizos contorneaban el iris de sus ojos y el lento decaer de
las hojas me hablaba de aquel espíritu que luchaba contra el invierno
subsecuente a esta. Ella me hablaba en susurros como si fueran cantos que
ocultaba el viento, suaves y cálidos, acariciaban mi alma y se escondían entre
mis recuerdos. A veces veíamos aquellas pequeñas estrellas que solían posarse
sobre el cielo, el tiempo transcurría lento, nos envolvía y atrapaba en la
infinidad del universo. Poco a poco deje que mis dedos se perdieran en los suyos,
le robe un beso bajo la luz de la luna en aquel bosque encantado y entonces
supe que ella era ese atisbo de una hermosa estrella que se filtraba en mi alma,
aquella estrella que se marcho por el horizonte y que yo aún sigo esperando a
su regreso, sentado en aquel bosque donde la vi partir.
By Pandora